La culpa es una de las emociones que más nos arrastra hacia los pensamientos de insuficiencia, de que no podemos hacer nada, de que no podemos lograr nada ni hacer nada bien. Afortunadamente la culpa es una emoción que no viene con nosotros, como la rabia, el miedo o la repulsión. La culpa es algo que aprendemos, y como la aprendemos también la podemos desaprender.
¿Podemos vivir sin culpa? Sí, totalmente. Es una emoción aprendido por nuestra influencia cultural judeocristiana y hace que sea normal sentirnos culpables. La causa principal de nuestro sentimiento de culpa es la relación que tuvimos con mamá, se da por esa sensación que tenemos de poder pagarle a mamá, e incluso a papá, por la vida que nos dieron, porque quizás ambos sufrieron mucho, quizás recorrieron un camino duro, difícil y trágico para luego darnos vida a nosotros.
Como nosotros no pasamos por esas dificultades, entonces tenemos la necesidad de pagarle lo que nos dieron a través de la culpa. La culpa lleva a un castigo, entonces también vamos a tener que castigarnos, y a eso lleva esta emoción, vivimos castigándonos constantemente.
La culpa se libera trabajando a la madre y al padre, en donde tomamos la vida que nos dieron y hacemos algo con ella, algo bueno, algo que valga la pena, vivamos la vida y la disfrutemos.
